AUTO-CONSUELO y AUTO-CONSIDERACIÓN.
Bienamados discípulos gnósticos: Con mucho esfuerzo y gran amor hemos llegado al penúltimo capítulo de este «Mensaje de Navidad 1968-1969» y conviene para bien de la Gran Causa eliminar ciertas malezas que obstruyen el camino.
En todo esto existe algo demasiado grave: Quiero referirme en forma enfática al sueño de la CONSCIENCIA. Los cuatro evangelios insisten en la necesidad de DESPERTAR pero desgraciadamente las gentes suponen que están despiertas.
Para colmo de males existe por ahí cierta clase de sujetos muy psíquicos por cierto, que no solamente duermen sino que además sueñan que están despiertos.
Esa clase de gentes se auto-denominan dizque videntes y resultan demasiado peligrosas porque proyectan sobre los demás sus sueños, alucinaciones y locuras; Son esos precisamente los que endilgan a otros delitos que no han cometido y desbaratan hogares ajenos.
Resulta obvio comprender que no estamos hablando, contra los legítimos clarividentes, sólo nos referimos ahora a los alucinados, a esos equivocados sinceros que sueñan estar despiertos...
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