Si observamos cuidadosamente el simbólico Caduceo de Mercurio, descubriremos con asombro místico que las dos serpientes enroscadas en la VARA SANTA, forman el SANTO OCHO.
Idá y Pingalá enroscadas en la ESPINA DORSAL, son realmente el OCHO PERFECTO; dichoso aquél que comprende los profundos Misterios del Santo Ocho. El OCHO colocado en forma HORIZONTAL es el signo del Infinito. El OCHO tiene la imagen de una CLEPSIDRA, con el OCHO se indica la sucesión del TIEMPO en distintos CICLOS, cada uno de los cuales es fuera de toda duda una consecuencia del otro.
En el santo OCHO existe la espiral de la vida. Los procesos EVOLUTIVOS e INVOLUTIVOS se realizan siempre en forma ESPIRAL. El FUEGO del FLEGETONTE y el Agua del AQUERONTE se entrecruzan en la NOVENA ESFERA formando el SIGNO del INFINITO.
Esta DOBLE CORRIENTE con la cual se debe TRABAJAR en la GRAN OBRA para lograr la AUTO-REALIZACIÓN ÍNTIMA, está sabiamente representada en el misterioso OCHO de Basilio Valentino que es una variación del Caduceo y simboliza como es natural, el Mercurio de la Filosofía Secreta, al que se unen en forma extraordinaria las propiedades maravillosas del AZUFRE y la fecundidad productora de la SAL, realizándose así el místico connubio de dos Luminares en tres Mundos.
El MUNDO y el SUPRAMUNDO se enlazan maravillosamente con el SANTO OCHO. El SUB-MUNDO y el MUNDO se enlazan con el SANTO OCHO. El círculo SUPERIOR del SANTO OCHO es una viva representación del CEREBRO HUMANO; el circulo INFERIOR se esconde entre el MISTERIO para simbolizar al VASO de HERMES dentro del cual se halla contenido el Mercurio de la Filosofía Serreta, el ENS SEMINIS....
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