Y miré la altura de la casa alrededor: los cimientos de las cámaras eran una caña entera de seis codos de grandor". (Vers. 8; Cap. 41; Ezequiel).
"Y el que hablaba conmigo, tenía una medida de una caña de oro para medir la ciudad, y sus puertas y su muro". (Vers. 15, Cap. 21, Apocalipsis).
"Y llevome allí, y he aquí un varón, cuyo aspecto era como aspecto de metal, y tenía un cordel de lino en su mano, y una caña de medir: y él estaba a la puerta". (Vers. 3; Cap. 40; Ezequiel).
La caña es el cetro de los maestros de la Fraternidad Blanca. En la caña se registra el ascenso o el descenso del fuego sagrado. Dentro de la caña está toda la sabiduría del río Eufrates. Dentro de la caña está toda la sabiduría de los cuatro ríos del Edén. La caña representa exactamente nuestra columna espinal. En el centro de nuestra médula espinal existe un fino canal medular. Ese fino canal medular es el canal de Susumná.
En el centro del canal de Susumná existe un hilo que corre a lo largo de la médula espinal. Por ese fino hilo nervioso asciende el Kundalini, desde el coxis hasta el entrecejo siguiendo el curso medular. Nuestra columna espinal tiene treinta y tres vértebras, las cuales son llamadas en ocultismo cañones. Los treinta y tres cañones, representan los treinta y tres grados esotéricos de la masonería oculta. El Kundalini se despierta practicando magia-sexual. El Kundalini es el fuego sagrado. El Kundalini se halla encerrado en una bolsa membranosa, situada en el hueso coxígeo.
Con la magia-sexual, el Kundalini entra en actividad, rompe la bolsa membranosa en que se halla encerrado, y entra en el canal medular por un orificio o puerta situada en la parte inferior de la médula. Esta puerta medular permanece cerrada en personas comunes y corrientes. Los vapores seminales permiten entonces al ángel gobernador de los elementales de los cedros, abrir esa puerta, para que nuestra culebra ígnea entre por allí...
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