Es ciertamente ya un hecho el poder de la palabra, del sonido o la música, tal como lo demuestran en cientos de experimentos el científico japonés Masaru Emoto en su libro “Los Mensajes del Agua” o el otorrinolaringólogo francés Alfred Tomatis con la música de Mozart.
La voz humana, contiene una carga emocional, una fuerza, y un poder que nos influye, pero en el caso de un maestro con su Ser encarnado, este verbo tiene una fuerza VIVA, porque es una enseñanza práctica, útil, no es una enseñanza muerta, teórica que te disperse y es un verbo EFICAZ claro y directo, porque nos motiva llevándonos de las tinieblas a la Luz, obligándonos a definirnos, si entrar en el camino de la regeneración o por el contrario continuar degenerándonos....
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