Pensar profundamente y con plena atención resulta extraño por esta época involutiva y decadente. Del Centro Intelectual surgen diversos pensamientos provenientes, no de un yo permanente como suponen neciamente los ignorantes ilustrados, sino de los diferentes yoes en cada uno de Nos.
Cuando un hombre está pensando, cree firmemente que él en sí mismo y por sí mismo está pensando. No quiere darse cuenta el pobre mamífero intelectual que los múltiples pensamientos que por su entendimiento cruzan, tienen su origen en los distintos yoes que llevamos dentro.
Esto significa que no somos verdaderos individuos pensantes; realmente todavía no tenemos mente individual. Sin embargo, cada uno de los diferentes yoes que cargamos dentro, usa nuestro Centro Intelectual, lo utiliza cada vez que puede para pensar.
Absurdo sería pues, identificamos con tal o cual pensamiento negativo y perjudicial, creyéndolo propiedad particular. Obviamente este o aquel pensamiento negativo proviene de cualquier yo que en un momento dado ha usado abusivamente nuestro Centro Intelectual. Pensamientos negativos los hay de distinta especie: Sospecha, desconfianza, mala voluntad hacia otra persona, celos pasionales, celos religiosos, celos políticos, celos por amistades o de tipo familiar, codicia, lujuria, venganza, ira, orgullo, envidia, odio, resentimiento, hurto, adulterio, pereza, gula, etc., etc., etc.
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