Para ser Maestro del cosmos se necesita poseer UN ALMA DE DIAMANTE, y para poseer un Alma de Diamante hay que venir al mundo a sufrir y a gozar, a batallar y a conocer el bien y el mal, la alegría y el dolor.
El Alma no tiene pues más salvación que fusionarse con el Íntimo, para convertirse en Alma de Diamante y hacerse inmortal.
El Alma que se entrega a la fornicación se desintegra, y por ello este exclama el Apocalipsis en el capítulo 21: su parte será en el lago ardiendo con fuego y azufre que es la muerte segunda.
Para el Alma no hay más salvación que unirse con el Intimo y convertirse así en el Alma de Diamante, en el Alma Pájaro, en el Alma Golondrina de que nos hablan los Egipcios en el Libro de los Muertos.
Y así podremos exclamar con el Apocalipsis: Al que venciere le haré columna del templo de mi Dios, y no saldrá más de allí.
Así nos convertimos en REYES Y SACERDOTES DEL UNIVERSO y no en pobres pecadores como nos dice la Iglesia Católica. Así nos llenaremos de felicidad eterna y ganaremos la dicha de vivir felices en el inalterable Intimo. Para el mago blanco, el Alma y el Espíritu son un par de novios que se aman. Salomón es el Intimo y la bella Sulamita es el Alma; sí, Amado lector, esos son los amores de Salomón con la bella Sulamita....
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