En el panteón Hinduista, la Diosa Kali es conocida también como la Diosa Negra o la mujer negra y se le representa de un aspecto temible y feroz. Piel negra, cuatro brazos armados a cada lado del torso; porta un collar sobre el cuello trenzado de calaveras de muchos hombres decapitados.
Se le plasma en los mandalas y en milenarias obras de arte, parada triunfante sobre un hombre que parece muerto. Este hombre es su esposo Shiva, quien según la leyenda cayó entre los muertos ante la furia incontenible de su esposa, luego que ella hubo vencido a Raktavija, un gigante demoníaco.
La boca entreabierta de la Diosa, muestra afilados y blancos dientes. Hay determinación destructiva en su rostro y muestra su lengua de fuera en signo de voracidad. Ojos de fuego, ceño fruncido, el cuerpo bañado de sangre. Un cinturón confeccionado con las manos de los demonios a quienes destruyó.
En la teogonía de la India, es uno de los nueve aspectos de la divina madre, del eterno femenino. Se le asocia con el fuego y con la renovación. También entre los budistas se le considera como la Diosa de las aguas embravecidas.
Es la principal Diosa del tantrismo hindú y budista, y por ello mismo asociada a Agní, el Dios del fuego sagrado. El fuego, poder oculto de la energía sexual cristónica, la guía en el sendero de la liberación del deseo, a través del deseo mismo.
Su color negro nos evoca la urgencia de blanquear el latón. ....
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