El relato de aquellos campesinos produjo un efecto tremendo en la mente de ORAMAMME, el viejo iniciado de los grandes misterios. Quería el místico intentar el ascenso a la nevada cima de la Juratena. Empero la cosa era difícil, había que llevar víveres para quince días, internarse entre la vorágine de aquella selva tan profunda.
El viejo místico no tenía dinero como para pagar un guía y comprar víveres. Una mañana antes de salir el sol, el viejo iniciado combinó sabiamente el sueño con la meditación. El anciano tenía mucho sueño, se hallaba dormitando, fue entonces cuando resolvió meditar profundamente sobre la montaña de la Juratena. El resultado fue maravilloso, vio ORAMAMME una nube que envolvía a la montaña de la Juratena.
La nube se fue disipando lentamente y entonces apareció ante la vista clarividente del viejo místico, un templo magnífico, con su cúpula maravillosa y sus magníficas columnas de mármol. Un camino conducía hasta la magnífica catedral de aquel maravilloso templo. ORAMAMME se había desdoblado sin saber cómo ni a qué hora. Ese desdoblamiento fue el resultado de la meditación sabiamente combinada con el sueño.
El viejo místico caminaba ahora en Cuerpo Astral con dirección al templo. Un grupo de Maestros con sus túnicas de gloria salía ahora a recibirlo llenos de alegría y amor. ORAMAMME estaba en éxtasis. No hay mayor placer que aquel de sentirse el Alma desprendida. En los mundos superiores, el pasado y el futuro se hermanan dentro de un eterno ahora, allí el pasado y el futuro no existen, allí la vida es un eterno presente, un eterno ahora, un eterno instante.
Cuando el viejo ORAMAMME cruzó el umbral del templo sagrado de la Juratena, los santos iniciados de aquel santuario sagrado le entregaron una cuchara de plata en cuyo cabo podía leerse la siguiente inscripción: ALIMENTO DE LA FRATERNIDAD UNIVERSAL BLANCA. La cuchara contenía miel de abejas pura. Invitado por los santos Maestros, aquel viejo místico penetró dentro de un Sanctum maravilloso del templo de la Juratena. Dentro de aquel Sanctum podía verse el candelabro de siete brazos, todo de oro macizo, en el centro había una mesa y algunas sillas. ORAMAMME fue invitado a tomar asiento y acto seguido se sentó ante la mesa....
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