En el museo de Antropología e Historia de la ciudad de México existe la figura de un hombre en piedra, semi-acostado, en decúbito dorsal. Las plantas de sus pies se posan en su lecho, las rodillas en alto, las piernas medio flexionadas contra los muslos, el torso arqueado en actitud de primer impulso para levantarse, con la cara hacia la izquierda y la mirada en el horizonte; en sus manos un recipiente a la altura del plexo solar. Este hombre en piedra es conocido por los arqueólogos con el nombre de Chac-Mool.
Fue tallado por los místicos aztecas, mayas, tarascos, etc., para perpetuar la sabiduría que ellos recibieron como herencia secreta de sus antepasados. El nombre de esta escultura azteca es FARAÓN: nombre cuyas sílabas se descomponen así... FA-RA-ON, y que debidamente vocalizadas son un Mantra que hace que el cuerpo astral de quien las pronuncie se separe del físico y el hombre flote en el espacio hacia la gran pirámide de Gizeh en Egipto.
No es peligroso salir en cuerpo astral. Durante el sueño todos los seres humanos andamos en los mundos internos con la conciencia dormida. Toda alma abandona su cuerpo físico durante el sueño, entonces el cuerpo etérico tiene la oportunidad de reparar al cuerpo físico, cuando el alma regresa al cuerpo físico despertamos del sueño normal.
En los mundos internos las almas se ocupan en los mismos menesteres cotidianos que desempeñan en la Tierra durante la vigilia; compran venden, trabajan en la oficina, en el taller, en la fábrica, en el campo, etc. Las almas encarnadas y las desencarnadas conviven durante el sueño....
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