El tercer factor es el del sacrificio por la humanidad. Es necesario amar a nuestros semejantes, pero el amor hay que demostrarlo con hechos concretos, claros y definitivos.
Jesús El Cristo dijo: En que os améis los unos a los otros, probareis que sois mis seguidores. Más no sería posible cumplir con este precepto Crístico, en tanto continúen dentro de nosotros los yoes del resentimiento y del amor propio. Es urgente, inaplazable, impostergable, eliminar de nuestra psiquis tales elementos indeseables.
El yo del resentimiento o del deseo revanchista, siempre si nosotros trabajáramos con el primer y segundo factor: el de Nacer y Morir, pero no amáramos a nuestros semejantes, no hiciéramos nada por llevar la luz del conocimiento a otras gentes, pueblos y lenguas, caeríamos en un egoísmo espiritual, muy refinado, que nos impediría todo avance interior.
Pues si solamente nos preocupamos por nosotros y nada más que por nosotros, olvidándonos de tantos millones de seres que pueblan el mundo, incuestionablemente nos auto-encerramos en nuestro propio egoísmo. En esa forma, el yo del egoísmo no nos permitiría la Iluminación. La razón de ser de la iluminación es alumbrar a otros en el camino.
No basta decir que amamos a nuestros semejantes; no, hay que demostrarlo con hechos, hay que estar dispuestos a subir al ara del supremo Sacrificio por la Humanidad, hay que levantar la antorcha de la sabiduría, para iluminar el camino de otros; hay que estar dispuestos a dar hasta la última gota de sangre por todos nuestros semejantes. Con amor verdadero, desinteresado, puro.....
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