Serenidad y Paciencia
Cada uno de Nos bien sabía que la disolución del EGO corresponde al trabajo esotérico en los abismos siniestros del Aqueronte.
Es ostensible que nosotros los hermanos de la Orden Secreta, estábamos bien muertos, empero queríamos ingresar a un trabajo superior. Todos sufríamos llenos de íntimos anhelos, queríamos reducir a polvareda cósmica a esas tres Furias clásicas que el Dante viera en los abismos infernales.
Se nos dijo en el templo que debíamos aguardar con infinita paciencia al Abad del Monasterio, mas es obvio que las horas se nos hacían largas y aburridoras... el Venerable no parecía ciertamente tener prisa alguna. Resultaba algo insólito e inusitado ver a esos Adeptos de la Logia Blanca, bastante cansados, fastidiados y malhumorados. Algunos hermanos muy respetables se movían por doquiera, aquí, allá y acullá protestando por la singular demora del Superior.
Hay casos que sorprenden en la vida y uno de ellos fue la sorpresiva entrada del Abad en el templo. Todos los hermanos de nuestra orden quedaron atónitos, estupefactos, pues ya habían perdido la esperanza de ver al Maestro. Frente a la sacra cofradía habló el Venerable diciendo: "A ustedes, hermanos, les hacen falta dos virtudes que este hermano tiene".
Esto dijo señalándome con el dedo índice... Después de forma dulce e imperativa a la vez, díjome: "¡Dígales usted hermano, cuáles son esas dos virtudes!": Ver más.......