Es conveniente que ahondemos un poco más en lo relacionado con nuestra psiquis. Hemos platicado mucho sobre el Ego, el “yo”, el “mí mismo”, “sí mismo”, pero hoy vamos a penetrar en otros aspectos aún más profundos.
Veíamos en nuestra pasada plática, que en la antigua Persia se rendía culto a Arhiman. Indubitablemente, tal culto no era propio de los Arios, sino de cierta cantidad de gentes, sobrevivientes de la sumergida Atlántida. Quiero referirme, en forma enfática, a los “Turanios”. Incuestionablemente, para ellos Arhiman era el centro vital de su culto. Steiner habla de las “Fuerzas Arhimánicas” y muchos otros autores estudian tales fuerzas.
Decíamos, en nuestra pasada cátedra, que Lucifer es el arcángel “Hacedor de la Luz”, que no es esa criatura antropomórfica que nos presenta la clerigalía dogmática. Ciertamente, cada uno de nos tiene su propio Lucifer; éste, en sí mismo, es la reflexión del Logos o de nuestro Logoi Interior en el fondo de nuestra psiquis; es la sombra, dijéramos, de nuestro Logoi en las profundidades de nuestra psiquis.
Es claro que, cuando no estábamos caídos, cuando aún vivíamos en el Edén, este Lucifer Interior resplandecía en nuestras profundidades gloriosamente; más cuando cometimos el error de comer de aquel fruto del cual se nos dijo: “no comeréis” entonces nuestro Lucifer Intimo cayó, se convirtió en el Diablo del que hablan las teogonías.
¿Que ahora necesitamos “blanquear el Diablo”? Es verdad, muriendo en sí mismos, aquí y ahora. Cuando logramos la disolución del “yo” en forma radical, el Diablo ese de la mitología se blanquea, vuelve a resplandecer, se convierte en el Lucifer, en el “Hacedor de la Luz”; cuando él se mezcla con nuestra Alma y nuestro espíritu, nos transforma por tal motivo en arcángeles gloriosos.
Arhiman es algo muy diferente, mis estimables hermanos; es el anverso de la medalla de Lucifer, es el aspecto negativo de él y se expresa en forma esa de fuego arhimánico de los antiguos Turanios de Persia; es la fatalidad, los poderes tenebrosos de este mundo. Propiamente, Arhiman está aún más allá del Ego mismo. Para ver más hacer click aquí