Bien saben los Lanús o discípulos (o Chelas que se dice tanto en el Tíbet), que tales Agregados van pasando en procesión continúa por la Personalidad del instructor, pero que al fin habrá un instante en que la procesión habrá de terminar, y entonces podrá expresarse el Maestro para dar la Enseñanza.
Ésa es la causa causorum por la cual los discípulos de cualquier instructor de esos que todavía no ha eliminado el Ego, tiene paciencia elevada hasta el máximo, multiplicada hasta el infinito.
Esta clase de Chelas tienen que aguardar y aguardar y aguardar a que en cualquier instante el Maestro, al fin, tome posesión de su vehículo y les de las Enseñanzas, ¿Enseñanzas adquiridas, a qué precio? No es nada delicioso estar aguantándole, todo el día, insultos al instructor, ser víctima de todas sus patanerias. Pero al fin llega el Maestro, y eso es lo que importa…
Sí, se trata de Bodhisattvas caídos, estos no han disuelto el Ego; pero como quiera que son Bodhisattvas, hay que aguantarlos hasta que venga el Maestro y de la Enseñanza. Así piensan todos esos Lanús o Chelas Tibetanos…
Prosiguiendo con estas disquisiciones filosóficas, diremos, que cada agregado psíquico es como una persona dentro de nosotros. No hay duda de que estos agregados poseen los TRES CEREBROS: el Intelectual, el Emocional y el Motor-Instintivo-Sexual; es decir, cada Yo o agregado (que es lo mismo, entre paréntesis), es una persona completa.
Cada Yo, cada agregado, tiene su criterio propio, individual; tiene sus ideas, sus conceptos, sus deseos; realiza determinados actos, etc.; goza (en ciertas cosas) cada Agregado, de cierta autonomía